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Ya está confirmada la fecha del comienzo de la publicación de las cartas del Maestro: 1° de marzo de 2007.

Además, también se confirmó que no escribirá una carta cada quince días, como le había dicho a La Kermese en un principio, sino que lo hará una vez por semana. Al parecer, el gurú está con ganas de escribir.

En otro orden de cosas, el Maestro no descarta recibir a La Kermese, en el mismísimo monte Elbruz, para realizar una entrevista especial en la que sólo se hablará del Uol Dt, sobre todo del abrupto final del juego.

Por el momento, hay interés de las dos partes en realizar la charla. Falta ponerse de acuerdo en diversas cuestiones, pero las posibilidades son altas. Si se da, será la primera vez que el Maestro hable del tema.

Así las cosas, lectores, sólo resta esperar por el primer día de marzo para empezar a leer las crónicas del Maestro Azul en el monte Elbruz.

Introducción

El 1 de marzo de 2006, Uol Sinectis cerró Uol Dt, el juego que hizo del Maestro Azul el guía de miles de usuarios que lo jugaron. Eran otros tiempos, en ese entonces, él era El Maestro Augusto.

Desde su lugar en La Kermese, como gurú de los directores técnicos del Uol Dt, El Maestro había encontrado el motivo para dejar atrás distintos y macabros infiernos, y salir a la luz y al cielo; sin embargo, el destino tenía preparada una nueva crisis para este ser etéreo: el fin de Uol Dt, el fin de ese motivo, el fin.

La noticia lo volteó, más de lo que su seno íntimo hubiese podido imaginar. Apenas lo supo, cayó al piso, y estuvo ahí, tirado, más de seis meses; sólo respiraba, no hacía más que eso.
Resultó imposible moverlo de ese sitio, por más increíble que resulte; era como si una fuerza del más allá, invencible, lo tuviera pegado al suelo, inmóvil.

Fueron épocas de un sufrimiento indecible, en las que se lo mantuvo con vida mediante transfuciones sanguíneas de alimento y bebida.

Cuando despertó no cruzó palabra con nadie; se puso de pie, se subió a su bicicleta, pedaleó hasta su aeropuerto privado, subió a su learjet y le pegó derecho hacia el primer lugar que vio en el mapa: el monte Elbruz, en la federación Rusa.

Su ubicación exacta la sabe sólo él. El monte Elbruz cambió su vida por completo, no sólo su nombre.
Quiere estar solo, para pensar. Y, afortunadamente, tiene ganas de compartir sus experiencias, sentimientos, reflexiones, con nosotros, los simples mortales.

Por eso llegó esta nueva página, porque así lo quiso El Maestro; así las cosas, entonces, si todo sale bien, cada quince días estaremos leyendo una carta de él.

Gracias, Maestro, por dejarme ser testigo del surgimiento del "Zaratrusta del nuevo milenio".